jueves, 12 de febrero de 2009
Eutanacia
La Eutanasia se describe como la acción del médico o de cualquier otra persona que provoca la muerte de un paciente incurable para que este no siga sufriendo.
La Organización Mundial de la Salud la define como "acción del médico que provoca deliberadamente la muerte del paciente". Se distinguen tres variantes, según se dé muerte al paciente mediante un acto positivo (eutanasia activa), o mediante la omisión de la atención y cuidados debidos (eutanasia pasiva), o el suicidio asistido que consiste en proporcionarle al paciente los elementos necesarios para que él mismo de fin a su sufrimiento.
Conviene distinguir este último caso de la ortotanasia, que consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y extraordinarios (distanasia), y por tanto no es una eutanasia en sentido verdadero al no implicar acciones u omisiones que causen la muerte por su propia naturaleza e intención.
Tipos de Eutanasia
La eutanasia pasiva o por omisión es aquel tipo de eutanasia por la cual se priva a personas con un cuadros terminales de algún procedimiento que podría demorar una muerte inevitable. La eutanasia indirecta, apoyada en la idea de terapias de doble efecto, es aquella por la cual se trata a esas personas con altas dosis de analgésicos, aunque sepamos que esto acelerará el proceso.
Podemos hablar, en fin, de la eutanasia activa o directa, en la cual hay un procedimiento que provoca la muerte del paciente. Si bien el aspecto legal no es el objeto específico de este artículo, podemos decir que está más o menos generalizadamente aceptada la ilegalidad de esta práctica, aún cuando se realizara previa autorización del paciente.
Historia
La eutanasia no es un problema nuevo y menos -como se cree- ligado al desarrollo de la medicina moderna. El sólo hecho de que el ser humano esté gravemente enfermo ha hecho que en las distintas sociedades la cuestión quede planteada. La eutanasia es un problema persistente en la historia de la humanidad en el que se enfrentan ideologías diversas.
La eutanasia no planteaba problemas morales en la antigua Grecia: la concepción de la vida era diferente. Una mala vida no era digna de ser vivida y por tanto ni el eugenismo, ni la eutanasia complicaban a las personas. Hipócrates representa una notable excepción: él prohíbe a los médicos la eutanasia activa y la ayuda para cometer suicidio.
Durante la Edad Media se produjeron cambios frente la muerte y al acto de morir. La eutanasia, el suicidio y el aborto son considerados como pecado, puesto que el hombre no puede disponer libremente sobre la vida, que le fue dada por Dios. El arte de la muerte (ars moriendi), en la cristiandad medieval, es parte del arte de la vida ars vivendi); el que entiende la vida, también debe conocer la muerte. La muerte repentina (mors repentina et improvisa), deseo de tantas personas en la actualidad, se consideraba como una muerte mala (mala mors). Se quiere estar plenamente consciente para despedirse de familiares y amigos y poder presentarse en el más allá con un claro conocimiento del fin de la vida.
La llegada de la modernidad rompe con el pensamiento medieval , la perspectiva cristiana deja de ser la única y se conocen y se discuten las ideas de la Antigüedad clásica. La juventud, la salud y la vida eterna pueden ser alcanzados con el apoyo de la técnica, de las ciencias naturales y de la medicina.
Hay pensadores que justifican el término activo de la vida, condenado durante la Edad Media. El filósofo inglés Francisco Bacon, en 1623, es el primero a retomar, el antiguo nombre de eutanasia, y diferencia dos tipos: la "eutanasia exterior" como término directo de la vida y la "eutanasia interior" como preparación espiritual para la muerte . Con esto, Bacon se refiere, por una parte, a la tradición del “arte de morir” como parte del “arte de vivir”, pero agrega a esta tradición algo que para la Edad Media era una posibilidad inimaginable: la muerte de un enfermo ayudado por el médico. Tomás Moro, quien también justifica el suicidio, en Utopía (1516), defiende la eutanasia activa, sin usar este nombre.
Tanto para Moro como para Bacon es un requisito decisivo de la eutanasia activa el deseo del enfermo; contra la voluntad del enfermo o sin aclaración, la eutanasia no puede tener lugar: "Quien se ha convencido de esto, quien termina su vida, ya sea voluntariamente a través de la abstención de recibir alimentos o es puesto a dormir y encuentra salvación sin darse cuenta de la muerte. Contra su voluntad no se debe matar a nadie, se le debe prestar cuidados igual que a cualquier otro" dice Tomás Moro en Utopía.
Sin embargo, en la práctica, el comportamiento general de los médicos no siguió las ideas de los filósofos: rechazaron la eutanasia externa; justificaron la eutanasia pasiva y preconizaron la eutanasia interior.
Desde fines del siglo XIX, diversos enfoques, que señalan una nueva orientación, comienzan a exteriorizarse entre los médicos y pacientes, entre las personas y la sociedad.
El darwinismo social y la eugenesia son temas que también comienzan a debatirse. En numerosos países europeos se fundan, a comienzos del siglo XX, sociedades para la eutanasia y, se promulgan informes para una legalización de la eutanasia activa. En las discusiones toman parte médicos, abogados, filósofos y teólogos.
La escase económica en tiempos de la primera guerra mundial sustentan la matanza de lisiados y enfermos mentales. El término eutanasia ha sido muchas veces separado de su sentido real, por ejemplo, los nazis hablaban de eutanasia para referirse a la eliminación de los minusválidos y débiles. En los Juicios de Nuremberg (1946 – 1947) se juzgó como ilegal e inmoral toda forma de eutanasia activa sin aclaración y consentimiento o en contra de la voluntad de los afectados.
En el presente, se sustentan diferentes opiniones sobre la eutanasia y son variadas la prácticas médicas y las legalidades en los distintos países del mundo. Muchas prácticas como los hospicios u hogares, la medicina paliativa y los grupos de autoayuda, trabajan por la humanización en el trato con los moribundos y quieren contribuir a superar la distancia ente la vida y las prácticas médicas.
Estos son hitos históricos producidos en el espacio público -poco investigadas y mucho menos conocidas- son las diferentes prácticas reales de las personas frente al acto de morir. Se sabe que hasta fines del siglo XIX en América del Sur existía la persona del [[despenador] o “despenadora” encargada de hacer morir a los moribundos desahuciados a petición de los parientes.
viernes, 6 de febrero de 2009
Las religiones y los derechos humanos
Los hechos demuestran que las grandes eras religiosas fueron notorias por su indiferencia a los derechos humanos como los conocemos hoy en día. Eran notorias no solamente por la sumisión a la pobreza, inigualdad, explotación y opresión, sino también por la entusiasta justificación de la esclavitud, la persecución, el abandono de menores, la tortura y el genocidio.
Durante casi toda la historia del Occidente . . . la religión ensalzo y justifico las jerarquías, el autoritarismo y la desigualdad y no tuvo ningún escrúpulo en asesinar a herejes y blasfemos. Hasta finales del siglo XVIII la tortura era un procedimiento de investigación normal en la Iglesia Católica, como así también en la mayoría de los Estados Europeos . . .
Los Derechos Humanos no son una idea religiosa. Son una idea secular, producto de mas de cuatro siglos de historia Occidental . . .
Fue la era de la igualdad la que llevo a la desaparición de tales eventos religiosos como los "autos de fe", las quemas en la hoguera. Fue la era de la igualdad quien nos dio la posibilidad de emancipar a los esclavos, abolir la tortura y las ejecuciones publicas. . . . El documento básico de los derechos humanos, La Declaración de la Independencia Americana y la declaración Francesa de los Derechos del Hombre fueron escritas por políticos y no por lideres religiosos."
Tampoco nos debemos de olvidar las reiteradas condenas a los derechos humanos por parte de los Papas.